martes, 9 de marzo de 2010

CASTING PARA INOLVIDABLES E INDISPENSABLES I

EL NENE SEVILLA

¿Queréis que os cuente quien fue el Nene Sevilla? No tiene ningún misterio, fue un muerto de hambre que decidió meterse en esto de los asesinatos por encargo. Lo normal cuando uno tiene las hambres acumuladas de siete de familia, incluyendo a mayores dos cuñadas y una sobrina ciega. Lo normal cuando a las dos de la tarde arreciaban los reproches en vez de aparecer la comida. Yo no soy ningún inútil. ¿Tú? ¿A quién vas a matar tú, Nene Sevilla? ¡Cómo no sea de un susto al verte! Porque tú eres un rato feo, Nene Sevilla. Y flojo, muy flojo, hijo; hasta entre las sábanas, que ya no sé si darte un beso o hacerte el boca a boca. Yo… ya lo veréis. Voy a preparar una carnicería. Y me abro que no quiero…

El Nene Sevilla tuvo mala suerte porque toda su familia, cuñadas incluidas, le daban a la lengua en cada calle, por las tiendas, en las colas del paro y siempre contaban lo bragao que era el Nene Sevilla. Este, decían, va a cometer un crimen tan grande que va a pasar de barbaridad p’arriba. ¿Por venganza? ¡Que va! Por la Plaza Mayor o por las Delicias. ¿Por encargo? ¡No! Pa solucionar la vida. Pero ¿él solo? O con su organización o con su banda o con un comando. ¿Y no tiene miedo? ¿De quién? Si esto que hace es secreto y no lo sabe nadie y menos que nadie, la policía.

El Nene Sevilla se fue a beber cerveza barata, como cada día a un bar de las afueras que le pagaba así que cargara las cajas y los bidones, limpiara el almacén y fregara el pequeño patio trasero. Se cortó la mano derecha con un cristal de botella que no vió. Soltó un juramento y se limpió en la camiseta la mano renegrida. Al Nene Sevilla lo detuvieron en esa misma cantina, lo acusaron de un crimen atroz al final de las Delicias, un político muy célebre. Le golpearon la cabeza contra el suelo al detenerlo. Fuiste tú, fuiste tú, eh Sevilla. ¿Yo? ¿El qué? Fuiste tú. Toda la ciudad lo sabía. Ibas a hacer algo grande. Muy sonado. Se contaba por cada esquina. Yo sólo he descargao cajas y bidones. ¿Y esa sangre en la camiseta? De la mano, me corté con una esquirla. Pues prepárate por la que se te viene encima.

El Nene Sevilla empujó al policía y echó a correr pero estaba torpe y lo bastante borracho para no oír que le echaban el alto. Corrió casi hasta alcanzar la esquina, dio una voltereta de gato y se quedó sin aliento panza arriba con cara de asustao sin saber por qué se le había ido la vida.

5 comentarios:

Noemí Carro Sánchez dijo...

Triste final para triste figura.

Hoy comprendí: Tengo todo el tiempo del mundo para esperar qué me depara el Jefe, siendo lista y sin dejar que la curiosidad mate a la gata.

Azul dijo...

No, si a las autoridades les encanta eso de enfocar las cosas como les convenga, sin esforzarse a veces siquiera en descubrir si no están cometiendo una atrocidad.
¡Pobre Nene! ;-(

AVELLANEDA dijo...

Noe, eso es lo que dijimos. Y eres una gran gata.
Sí, Azul, por eso son autoridades, y por eso nunca se equivocan. Es la suerte del error perpetuo.

Graciela L Arguello dijo...

Tan simple, tan despojada y tan desgarradora...me encantó esta historia. Un beso Graciela

AVELLANEDA dijo...

Siempre es un placer leer tu comentario. Y me alegro de poder estar a la altura.
Abrazos
Avellaneda