Por si tú quieres. Te sugiero algo sobre un libro. Te sugiero que me sugieras otro. Te sugiero volvernos librescos, o simplemente leer. Te sugiero ignorar planes para leer. Te sugiero perdernos entre las páginas de ese mundo caduco y real que es distinto aunque lo caminemos juntos. Te sugi...
domingo, 14 de marzo de 2010
POR MI LADO
Bebí el último sorbo de café. Éste ya no me quemó los labios. Doblé el periódico y lo dejé sobre la barra "La crisis sólo afectará al 40%..." La calle estaba casi vacía bajo un cielo de claridad cenicienta. No olía a queroseno, todavía no. Un atisbo de brisa soplaba en mi dirección. Caminé hasta la plaza y me detuve en el escaparate de la floristería. Miré un pequeño ramo de flores azuladas, que ni siquiera sé cómo se llaman. Sonreí. Bordeé la plaza. Torcí en la esquina de la calle Roma y un cosquilleo se me instaló en la base del esternón. Era como el resto de una ráfaga de nostalgia y de curiosidad. Me giré hacia atrás. Nadie. Otra vez estaba mirando un escaparate. Destacaban dos bolígrafos caros. Me ensimismé. Se alzó otra vez la brisa. Me giré. El resto de una sombra que había pasado por mi lado doblaba la esquina en dirección contraria. De nuevo el cosquilleo, esta vez más fuerte. Me quedé mudo. Siempre que esto sucede me quedo mudo. Había vuelto a cruzarme con mi destino.
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6 comentarios:
¡¡¡Vaya encuentro!!! Yo ya he tenido cita con él varias veces, pero no, resultó que no...
Un abrazo Graciela
Ah, osea que es el señor destino quien hace eso... Yo creía que eran espíritus.
A veces tiene formas muy raras de presentarse ese tío y, a pesar de ser un mal educado (porque ni avisa, ni pide permiso ni perdón) le estoy bastante agradecido.
Por cierto, me gusta el azul ceniciento para el cielo, le encuentro una fealdad bonita, una elegancia evidente pero quebradiza. Para mí es el color que interpreta el suspiro de una señorita.
Y pasó de largo tu destino??? no hiciste nada por retenerlo?¿te gustó? Dicen que uno se labra su propio destino,,, tal vez no fuera tu destino, sino un recuerdo de algo o alguien querido y que el destino ha querido que olvides, que no recuerdes jamás.
Yo también doblé la esquina de la calle Roma.
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