domingo, 31 de enero de 2010

SEÑALES DE VIDA, de César Valle

El título de este poemita y creo que el del poemario parece casi la noticia que yo estaba esperando conocer de César Valle, Señales de vida.

He puesto una cordillera de distancia
entre nuestras seriedades.
Nuestras risas, en cambio, son
¿cómo decirlo?
un tiempo muerto a raudales.

jueves, 28 de enero de 2010

AMIGO NICOLÁS

Amigo Nicolás:

Hoy que se acaba enero deseo felicitarte este frío.

Mañana se habrá caído esta hoja y

dentro de un mes y pico, esta hora ridícula

que corrige los horarios desajustados de la prosperidad.

Y dentro de tres meses las farmacias notarán las alergias en sus bolsillos.

Y dentro de cinco será verano para los bikinis.

Y para que los pobres se tomen, nos tomemos un respiro

y una urticaria y una salmonela y algún sarpullido.

Y en septiembre habrá otro curso,

tuyo no, por supuesto, ni tampoco mío

para hombres de provecho, de crisis, crédito y montepío.

Y en octubre habrá uvas que nos partirán el lomo,

uvas de crianza y de reserva, malas uvas sin vino.

Y noviembre hará una tregua para visitar

los saludables cementerios. Ver si aún quedan huesas,

agujeros que puedan descarnar nuestros huesos.

Y diciembre, allá al final del calendario

caerá otra vez en invierno. Descenderán monedas,

ascenderán los congelados, por frío,

en un estricto baremo que se ajuste a las expectativas

más optimistas del gobierno.

Y a dos días de que regrese el próximo enero, ya no podré

felicitarte este frío, tan propio, tan nuestro que tenemos.

domingo, 24 de enero de 2010

EL CANON PARDINO

Una de las características esenciales del Canon de la Rosa o Canon Pardino es que sigue en proceso continuamente y el orden de las obras no es ni alfabético ni cronológico sino que depende del orden actual. Dicho esto, ahí van las trece primeras obras que en este momento constan en el canon:

1.- Coplas a la muerte de mi padre, Jorge Manrique.
2.- La Madre, Máximo Gorki.
3.- Las Almas Muertas, Nikolai Gogol.
4.- El rey Lear, W. Shakespeare.
5.- La Náusea, Jean P. Sartre.
6.- Ofrenda lírica o "Gitanjali", R. Tagore.
7.- El Profeta, K. Gibran.
8.- La Peste, Albert Camus.
9.- El hombre que compró un automóvil, W. Fdez. Flórez.
10.- Cuentos para minutos, H. Hesse.
11.- Historias de Cronopios y Famas, J. Cortázar.
12.- Vida y fuga de Fanto Fantini de la Gherardesca, A. Cunqueiro.
13.- El principito, A. de Saint-Exupery.

sábado, 23 de enero de 2010

Avellaneda por el mundo

Tomada en la estacion de autobuses the Aarhus (Århus Rutebilstation). Nino's courtesy.

Quién osa ¡vive Dios! decir que yo no viajo. De las provincias del norte la mayor parte recorrí cuando andaba en hazañas y en jueves de jubón y faldas. No había vuelto por allí, esos lares conquistados, esos suelos que eran propios de mi sangre y de mis manos, que mis inútiles reyes negociaron por perdido cuanto habíamos ganado. A decir verdad, todo lo encuentro hoy cambiado, pero propio, eso sí. Que aunque en otra lengua sea, veo que se acuerdan de mí.

jueves, 21 de enero de 2010

UN TALLO DE LAS HOJAS DE LA PATATA

De Las quince hojas de la patata.

Eres amor, el final -digamos-
de toda mi lejanía,
en un trazo automático,
en voz prescrita;
en una pausa semanal,
otro impago;
en esa respuesta diaria,
suspendida;
Eres amor, la línea
en los océanos
azul imprenta
que se aparta de mí
por el surco curvo
del atlas.
Allí diminuta y próxima
al cerrar el atlas.
Eres amor, desesperadamente
en cada miedo, y
aquella única certeza
a la que puedo regalar,
sin acuse de recibo,
la interrogación de este signo.

martes, 19 de enero de 2010

DONDE MUERE EL VIENTO III

Huelga repetir la localización exacta del sorprendente lugar, pues desde un punto de vista científico existen pequeñas variaciones dependientes de los movimientos terráqueos y de las influencias de la gravitación cósmica en general. Pero la clave es que el viento muere –como no podría ser de otro modo- en el punto exacto donde las dos potentes corrientes oceánicas, fría y caliente, archiconocidas, alcanzan el mismo grado de temperatura.

En ese punto mueren los vientos que han llegado rolando sobre las espumas, succionando grandes masas de agua y desalándolas en su furiosa ascensión; en ese preciso punto desaparecen los ventarrones que han arrastrado loess suficiente para crear cordilleras y mesetas vastísimas, que han movido desiertos completos, que han desnudado la tierra de futuros edenes; en ese concretísimo punto se acaban los millones y millones de brisas que barrieron el mundo en continuos movimientos circulares que se desplazaban apenas unos metros cada año de su punto de arranque.

En el susodicho memorial, De Mirabile Facto, en su segunda consideración constaba un largo párrafo en que Marco Polo se hacía eco de las palabras dichas por un monje de las Meteoras en presencia de dos mercaderes de la Serenísima República. Decía, en resumen, que lo verdaderamente interesante de encontrar este lugar –del cuál el también aseguraba tener noticia cierta- era la posibilidad de poseer todos los rumores de las palabras dichas en el mundo por todos los seres humanos, desde el gorjeo primigenio de nuestro primer antecesor al último estertor de un fallecimiento reciente. Tesoro prometedor, sin duda. Tanto como vasta es la labor de desbrozar ese contradiós de palabreos, esa babel de soplos, esa gomorra de silabeos.

Marco Polo pedía ayudas en el Memorial no para librarse de la prisión ni para escribir sobre esta visión de otro viaje, sino para fletar barcos, contratar hombres y costear una expedición capaz de traer de vuelta el mayor tesoro nunca pensado: las palabras de curación, las otras de milagros necesarios, las de la maldad histórica, las que fraguaron conjuras, las que hicieron girar el rumbo de la historia, las que detuvieron el paso del sol, las que condenaron a plagas, las que ardieron, las que llovieron, las que tronaron, las que pronunció el silencio inestable de un sueño. Todas esas y más que sería preciso separar, aventándolas como paja trillada.

lunes, 18 de enero de 2010

DONDE MUERE EL VIENTO II

DONDE MUERE EL VIENTO

Marco Polo dictó en la celda húmeda de la prisión principal del Dogo -en la isla del Silencio, de la laguna sur de Venecia-, se cree que por informaciones obtenidas a través de los informes de Nonio Effendo, un memorial que contenía las instrucciones para localizar el lugar innombrable donde muere el viento. Por alguna razón nunca explicada el texto estaba expresado sin clave alguna pero de modo tan ambiguo que durante siglos se buscó el punto exacto en desiertos fríos y en minas rasas, sulfurosas o de inmundicia natural. Jamás en lugares acuáticos.

Junto al memorial consta una addenda, presumiblemente auténtica, que describe las cualidades del dicho lugar, modo real de identificarlo y de la previsión de sus consecuencias. Dicho memorial, llamado De Mirabile Facto, fue quemado en 1768 en Lassellière por el bien de la razón y del progreso. En 1905 se encontró una copia simple, realizada a mano inculta y sin anotaciones de margen, considerada falsa. Fue el motivo para retomar la búsqueda interrumpida de la “vieja quimera”, que al fin ha concluido con el hallazgo del lugar exacto. La aclaración resultó evidente cuando a las coordenadas del lugar descrito se le añadió la cifra 27.483’56, procedente de la suma no consecutiva de las letras del nombre Nonio Effendo.

domingo, 17 de enero de 2010

EL CANON PARDINO

Está de moda, ya lo sé, pero esto es producto no de una imitación, sino de una afortunada casualidad. Aunque yo lo he descubierto ayer (en realidad, me lo contaron ayer), la existencia del Canon Pardino se remonta a noventa y cuatro años atrás. El Canon Pardino, también llamado Canon de la Rosa surgió en León, en la antigua biblioteca, llamada de Colegiales, debido a la necesidad de contar con un número concreto de libros de inexcusable lectura a la hora de pretender una vasta cultura, una sabiduría crítica para entender los saberes humanos y las variantes conceptuales de las visiones que producen y sus potenciales consecuencias.
Dado que es preciso compartir la fortuna en este mundo para que esta pueda crecer, dentro de una semana aproximadamente comenzará a aparecer en este blog, por partes, el Canon Pardino.
Espero que resulte... (el adjetivo ponedlo vosotros).

jueves, 14 de enero de 2010

DONDE MUERE EL VIENTO I

DONDE MUERE EL VIENTO

Se han necesitado once geosatélites exactamente alineados alrededor del Trópico de Cáncer y un afortunadísimo cálculo –inexpresable aquí, dado el galimatías de grados, minutos, segundos, acimuts y subdecimales que supuso- para lograr dar al fin con el lugar donde muere el viento. Sí, la expresión es exacta: el lugar donde muere el viento. Este viejo deseo de la humanidad, esta búsqueda iniciada por Nonio Effendo, dibujante y cartógrafo en seis expediciones de Marco Polo, fue abandonado en 1763, tras ser condenada esta iniciativa por la Asamblea de Geógrafos de Lassellière, en París, y por el Archivo General de Pruebas Geométricas de Grenoble, un año más tarde. Hasta doce actas se redactan en los seis meses siguientes haciendo pública la denominación de superchería que durante siglos supuso esa búsqueda.

Sólo una persona mantuvo vivo el afán de continuar la investigación histórica. A causa tal vez del temor a enfrentarse a nuevas condenas científicas públicas, de este investigador únicamente conocemos el seudónimo, Moisè Hagdon. Cuyas teorías, fueron expuestas una y otra vez no en artículos especializados sino en relatos literarios de seudociencia. Todo un movimiento oculto, una corriente subterránea que acaba de llegar a feliz término hace veintiséis días, tres horas, cinco minutos (no computables los segundos) con la certificación del Instituto Geodésico Nacional de Islas Tawienn. Aparentemente, se trata de una noticia sin importancia, pero desde que el lugar fue determinado en longitud y latitud en un punto exacto de la superficie marina, a no más de dos millas marinas, un espeso silencio ha cubierto todas las informaciones derivadas de la noticia inicial.

lunes, 11 de enero de 2010

Una curiosidad sobre el blog de las bibliotecas municipales de León.

Vaya por delante el hecho de que fui una de los primeros en aplaudir la aparición de este blog; vaya también el hecho de que lo sigo asiduamente; vaya, el que me han entrevistado cuando así lo consideraron oportuno; y vaya, en fin, el que piense que han hecho una labor encomiable en su pervivencia, permanencia y sostenimiento, cosa nada fácil. Pero hoy ha llegado el día de la ceniza, de la paletada de arena, de pedir una explicación (por si acaso la quieren dar en vez del silencio administrativo, tan propio de situaciones zurrupias).
Y es el hecho, vamos a ello, que hace unos días envié un comentario a propósito de una noticia sobre un filandón en la casa de cultura de Armunia. Escribí la palabra de comprobación antibroma y lo lancé desde mi correo. Ha llegado; seguro. Google no falla en eso. Pero han pasado los días y ¡Oh, sorpresa! El comentario no ha sido publicado. Deseo que se deba a un exceso de trabajo, que no les ha permitido atender tal cosa, o a un aluvión de comentarios a tal post en cuya cola el mío tenga el número cien mil, o a que han estimado la baja condición del comentario o sus faltas de ortografía o cualquier otra cosa que no me haga suponer que se trata de que simple y llanamente ha sido CENSURADO. Me duele tanto pensar en esa posibilidad que hasta se me han escapado unas mayúsculas.
Espero sinceramente que no haya sido el caso ¡Qué decepción si no! Me pongo en cuarentena como lector de ese blog hasta entender algo en el caso. Por supuesto, sé que nadie está obligado a publicar nada si no quiere, pero es que ese apellidito de municipales, es decir, públicas, es decir, de todos, abiertas y participativas, obliga, y mucho, espero.
Por cierto, a este post le pueden escribir comentarios, que no suprimiré, aunque no me gusten.
Atentamente, este lector.

domingo, 10 de enero de 2010

EL ESTÚPIDO MOMENTO

Hoy comienza a colaborar en este espacio Martín Nido (Labor de Rey, 1980). Dice que él cree que es un antipoeta, un descuidador de letras, uno que pasa cerca y mira lejos por si la gloria pasada ya anda de vuelta, que quiere ser muy leído pero que sabe que eso en su caso no cuenta, que pide un espacio y ofrece a cambio todas las líneas que pueda. Hoy llega hasta aquí con el fragmento inicial de su poemario Las quince hojas de la patata.

Ya no hay espacio para la certeza,

Ahora que concluye la duda del tiempo.

Llegan los días del viento hasta las cenizas

De nuestros días, hasta nosotros los infelices

Que creíamos en la felicidad sostenible,

En los espacios sin humos, en los sexos seguros,

En los seguros a todo riesgo, en los deportes de riesgo,

En el lenguaje no sexista de los cetáceos y de las abejas,

En la música de los planetas y en la infalibilidad de los cometas.

Ya no hay tiempo para la huida ni lugar,

Es el tiempo previo a la paz y sus tragedias.

Es el estúpido momento de la guerra.

viernes, 8 de enero de 2010

¡A LEER, A LEER QUE LA ZARZA VA A ARDER!

Esta noticia ha sido tomada del Diario de León de hoy mismo, que anuncia la publicación, y presentación inminente, de este último poemario; que como todo lo de ella, será digno de leer y disfrutar.

"La escritora María Ángeles Basanta acaba de sacar a la luz Arde la zarza , su último poemario, «una alegoría que vuelve a las raíces de lo que son las bases de la cultura occidental, trabajando forma y fondo a conciencia, música y ritmo», según ha explicado. El libro, que se dará a conocer de forma oficial en próximos días, «se lo dedico a mi padre, recientemente fallecido, y a algún amigo intelectual, como Rafael Conte, entre otros», ha comunicado.

María Ángeles Basanta, nacida en Bembibre en 1964, es licenciada en Ciencias Sociales de la Información, y ha colaborado en medios como ABC , la revista Selecciones o el grupo Recoletos, entre otros. Ha impartido clases de Poesía y Literatura en la Escuela Superior de Artes y Espectáculos de Madrid, y también en Valladolid, y ha publicado tres libros hasta la fecha, además de varios colectivos, dos trabajos de investigación editados en Maeva, Madrid, y una antología en Cátedra. Poemas de la inexperiencia , premio nacional en 1993; Tan sólo un gesto , finalista del Adonais en 2000 y Arde la zarza , éste último publicado en León, por decisión personal, a raíz de la muerte de su padre. Sus libros se encuentran en el Instituto Cervantes de las ciudades estadounidenses de Chicago y Nueva York, en la Universidad de Bucknell, Estados Unidos, o el Instituto Camoes de Portugal. También en la Fundación Camilo José Cela."

jueves, 7 de enero de 2010

VUELVE A NEVAR


Vuelve a nevar, pero ya nadie tiende las palmas hacia el cielo; está cayendo una tempestad de copos ácidos que traspasan las ramas desnudas de los árboles. Los remolinos van desollando las paredes de su color; las ráfagas gélidas perfilan el mundo con cortes venenosamente precisos. No hay gente en la calle. Los que no pudieron refugiarse a tiempo han perecido disueltos en la ventisca. Lleva cuatro días nevando y el mundo ignora que se está quedando huérfano.

miércoles, 6 de enero de 2010

CONFESIONES DE UN LECTOR FRUSTRADO IV


Querido Arsenio
Hoy te escribo con gran contento porque he encontrado un libro, sin que tú me lo recomendaras, y lo he leído casi del tirón. Se titula LA CASA DEL PROPÓSITO ESPECIAL, de un tal John Boyne. Es uno de esos libros que hablan de otro libro que no existe. No sé si me explico. Pero será mejor que lo leas tú mismo si es que no lo has leído ya.
Del libro me gustó especialmente un párrafo que habla de una biblioteca y que está escrito como para mí. Aquí te lo adjunto para que lo disfrutes.

Tres paredes estaban llenas de libros del suelo al techo, y en cada una de ellas había una escalera sujeta a un raíl, de forma que el interesado pudiera desplazarse con ella. En el centro había una pesada mesa de roble sobre la que reposaban dos grandes volúmenes, abiertos en una serie de mapas. Había grandes butacas de cuero situadas en varios puntos de la estancia, y me imaginé sentado allí una tarde, ensimismado en la lectura. En mi vida había leído un libro, por supuesto, pero me atraían, como si las cubiertas interminables me susurraran, y me puse a sacar uno tras otro para examinar las portadas, leer párrafos enteros lo mejor que podía y dejar luego los que no quería sobre la mesa, detrás de mi, sin pensarlo dos veces.

lunes, 4 de enero de 2010

EL TIEMPO NOS VA DESNUDANDO


EL TIEMPO NOS VA DESNUDANDO, es la primera novela de Julio César Álvarez. Esta novela es inicio de este psicólogo empeñado en escribir y de un proyecto con nombres y apellidos en León, llamado Ediciones Magnéticas, en el que Diego Chamorro tiene mucho que decir.

Julio César Álvarez es el fundador y director de la publicación cultural leonesa Azul Eléctrico.

EL TIEMPO NOS VA DESNUDANDO es, según declara la contraportada del libro, un libro poemático lanzado a la caza de respuestas vitales, un espacio para los fantasmas que construyen la soledad moderna; un texto plagado de referencias culturales contemporáneas: Sex Pistols, Duchamp, Joy Division. Es un muestrario de locos, lúcidos, alucinados, un retrato íntimo.

Y comienza:

Lo recuerdo perfectamente. Tenía menos de catorce años y aquella persona lo significaba todo para mí.”

domingo, 3 de enero de 2010

SOBRE LA INVESTIGACIÓN LÍRICA.

Uno de los mayores logros de la ciencia alcanzados en el pasado año 2009 que, por motivos nunca bien explicados, se ha mantenido en secreto es el hallazgo de las formulaciones científicas de la metáfora. Se encuentra imbricado en el complejo de investigaciones sobre la poesía.

Después de asentar las conclusiones definitivas de que la tendencia poética en el ser humano se debe a una descompensación enzimática en el neocórtex cerebral, que en la mayor parte de los casos se equilibra después de la infancia, la ciencia ha sabido llegar con acierto a desentrañar cada una de las unidades que componen ese complejo, empezando con la metáfora. El avance de las investigaciones ha concluido que la metáfora es en sí misma un cúmulo de direcciones de estudio, pues no existe la metáfora, sino las metáforas, que como tales se reduplican con cada nueva aparición y se recrean en una multiplicidad aorística de evidencias existentes.

Las investigaciones, digamos líricas, se mantienen dentro de la línea del continuum fausticum. Algo así como un imaginario inagotable de las percepciones expresivas que en un futuro se espera poder implantar por obra y gracia de la ingeniería genética en todos los seres vivos concebidos de mujer natural.

Una vez más queda claro que en la lucha entre las ciencias y las letras, las primeras acuden siempre al rescate de las segundas y las salvan del estado de continua confusión en que se debaten desde ese caos natural llamado cómputo de la ecuación gravitacional del sistema de pasiones.

Os mantendremos informados de nuevos hitos en el campo de la investigación lírica.

viernes, 1 de enero de 2010

TIEMPO DICKENS Muchigésima Octava Convocatoria


La tradición más personal e intransferible ha hecho que en estas fechas haya vuelto a tener lugar el TIEMPO DICKENS en su muchigésimo octava convocatoria. Correspondió a esta ocasión la lectura de To be read at dusk, o sea, Para leer al anochecer, que como título es una inmejorable insinuación. Se trata de una edición de bolsillo de la editorial IMPEDIMENTA.

Cuidado el papel, la portada, pero algo ahogada la disposición de la página por el tamaño de letra y la disposición de líneas, es un libro agradable en general (a lo largo de sus trece capítulos o historias) si bien el resultado es desigual y algunas de ellas adolecen de notables incorrecciones expresivas en castellano, que a veces solo se quedan en una continua y desagradable redundancia de términos que ofrece una impresión de descuido en el estilo. Otras veces la expresión castellana es tan declaradamente pésima que resulta imposible seguir a través de ella el hilo argumental, por más que vuelvas atrás en la lectura una y otra vez, haciendo que sea preferible pasar por alto la lectura de la historia en cuestión ¡Pobre don Charles!

Lo mejor de todo, el haber cumplido un año más con la tradición y este comienzo que aquí transcribo de la HISTORIA DEL CAPITÁN ASESINO Y EL PACTO CON EL DIABLO”:

No existen muchos lugares que me guste tanto volver a visitar, cuando estoy ocioso, como aquéllos en los que nunca he estado. Debido a que mi conocimiento de tales parajes se ha hecho esperar tanto tiempo, y ha madurado hacia una intimidad de naturaleza tan afectuosa, me tomo un interés particular en asegurarme personalmente de que permanecen inmutables en mi memoria.

¡Ahí es nada!