entre las risas prietas,
hay dos tristes iniciales
con restos de aquella urgencia,
de aquel susto soberano
que escribimos en las piedras
Por si tú quieres. Te sugiero algo sobre un libro. Te sugiero que me sugieras otro. Te sugiero volvernos librescos, o simplemente leer. Te sugiero ignorar planes para leer. Te sugiero perdernos entre las páginas de ese mundo caduco y real que es distinto aunque lo caminemos juntos. Te sugi...
entre las risas prietas,
hay dos tristes iniciales
con restos de aquella urgencia,
de aquel susto soberano
que escribimos en las piedras
Mis bolsillos más tiernos siempre
con un roto de pana oscura en el fondo
abultaban escasos de empeños.
Ha cumplido la hora, y en el plazo previsto rindo mis deseos desde este lado de las colinas ignominiosas, desde sus musgos cenicientos te brindo este gesto para decirte, tuya es la cosecha, tuyo todo aquello que sembré en la nada y, por miedo, aré en el viento.
Y me vencí por la costumbre
de los años a aplaudir derrotas.
Sin el beso que concluye los cuentos.
César Valle