lunes, 6 de diciembre de 2010

sin apenas conocerla.


Me perdieron sus ojos de lluvia

sin apenas conocerla.

Podría decir que fue una tarde gris,

una tarde de esas que maduran

en la rama más alta de la melancolía.

Y no fue así.

La conocí mientras repasaba,

adormilado,

las caras preocupadas observándome

a la luz cenicienta que se extinguía.

Sus ojos de lluvia me perdieron

y yo que la perdía

ando buscando su luz herida.

5 comentarios:

Noemí Carro Sánchez dijo...

no sé cómo pretendes que yo escriba ante estos textos..

AVELLANEDA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
AVELLANEDA dijo...

pues olvídate de ellos y escribe. Si te sirve, me gusta leerte y disfruto escuchándote. Espero cada texto, cada línea, y sigues sorprendiéndome.
No se te ocurra dejarlo.

Azul dijo...

Todo suena como cambiado de sitio, así patas arriba, cuando aparentemente no pasaba nada... Y supongo que poco importó el gris de la tarde, de ehcho, al final se convirtió en uno de los referentes para recordar aquella inundación.

Julio César Álvarez dijo...

Seguimos demasiado perdidos todos. Sigue con este magnífico blog.

Un abrazo,

Julio César Álvarez