Sabes, crepúsculo, yo, a mi edad,
no he llegado nunca a tiempo de besar
la boca largamente equivocada
y sin embargo siempre me pesaron
los golpes contenidos de ira
contenida en bofetadas perdidas,
para poder contárselos, balance
de mi vida, a quien pueda interesar,
desde el lado derecho de mi banco.
Repasando el recuerdo, diré en mi descargo
que ella me amó pese a todo,
(paso página)
y no lo sabía, mientras agotaba
su historia infantil.
(leo entre líneas)
Me enfurece entre tanto el recuento
inacabable de las cosas
que ahora tampoco podrán ser.
¡A la mierda la espera!
Sabes, crepúsculo, su piel
se enfurecía, aromática y tierna,
cuando acometíamos las caricias secretas.
Y sus labios me rompían
pronunciando mis nombre de yeso,
mientras me acuclillaba temblando
entre sus espejuelos.
¡Sabes, crepúsculo, ahora soy viejo,
pero recuerdo que su pelo…
10 comentarios:
Y así podría seguirse, por muy viejo que fuera, hasta la muerte.
No, Azul. Ya no se puede seguir, ya se acabó
"Si amas, ama para siempre, con toda generosidad. Y nunca esperes que te devuelvan nada." "En el amor y en la literatura, la edad no importa." "Nada es seguro."
pd. te hice pensar?
Siempre. Porque tú piensas. Y no quito ni una coma. A qué esperas?
Siempre. Porque tú piensas. Y no quito ni una coma. A qué esperas?
"...la boca largamente equivocada"...
la larga equivocación del no-beso,
el largo beso de la boca equivocada,
el equívoco beso de una boca...
Has juntado, Avellaneda, en apenas cuatro palabras, todo un yacimiento de besos a explorar.
¡¡¡No habrias podido elegir mejor esas palabras!!!
¿Qué beso te dejo ahora como despedida?
Graciela
No me dejes ninguno como despedida, Graciela. Continuamente espero tus saludos, pero temo la despedida.
Tus apariciones, tus palabras son la mejor parte de escribir. Siempre me descubres algo nuevo.
Abrazos en tránsito.
Avellaneda.
bello poema (y amé los paréntesis)
beso*
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