jueves, 30 de diciembre de 2010

Me han dicho que se va

Me acaban de dar una mala noticia, muy mala. Me dicen que mi amigo, Orencio Garcés, se va. Que se está yendo de ese modo irremediable, que es para ruina del tiempo de los que quedamos. Y me ha vuelto el viejo nudo y no sé siquiera si podré acabar este texto. Mi amigo Orencio, es apenas cuarenta años mayor que yo, aunque nunca sentí esa diferencia ni ninguna otra. No sentí la diferencia amarga de su colección de sufrimientos y miedos; no sentí la diferencia de su sabiduría sencilla y generosa; no sentí la de su humor socarrón, de su sentir poético, de su bonhomía sin frontera. Sin embargo, en este mismo instante en que se me quiebran los renglones y los trazos se niegan a expresar el resto de sombras, acabo de ser consciente de los años que perdí por haberlo conocido tarde, por haber titubeado antes de franquearme con él. Hoy, siento de veras, tener oídos para conocer la noticia. Hoy, yo he empezado a irme un poco. Y basta.

3 comentarios:

Noemí Carro Sánchez dijo...

¿Y la de cosas que deja cuando alguien se va?

Graciela L Arguello dijo...

Como siempre, Avellaneda, has expresado mi propio sentimiento. Ayer se marchó un ex profesor que era un ejemplo, y yo también siento que su pérdida dolerá por mucho tiempo. Un beso Graciela

Azul dijo...

Otros se van pero, como mínimo, de momento aún queda uno mismo.