Amigo Nicolás:
Hoy que se acaba enero deseo felicitarte este frío.
Mañana se habrá caído esta hoja y
dentro de un mes y pico, esta hora ridícula
que corrige los horarios desajustados de la prosperidad.
Y dentro de tres meses las farmacias notarán las alergias en sus bolsillos.
Y dentro de cinco será verano para los bikinis.
Y para que los pobres se tomen, nos tomemos un respiro
y una urticaria y una salmonela y algún sarpullido.
Y en septiembre habrá otro curso,
tuyo no, por supuesto, ni tampoco mío
para hombres de provecho, de crisis, crédito y montepío.
Y en octubre habrá uvas que nos partirán el lomo,
uvas de crianza y de reserva, malas uvas sin vino.
Y noviembre hará una tregua para visitar
los saludables cementerios. Ver si aún quedan huesas,
agujeros que puedan descarnar nuestros huesos.
Y diciembre, allá al final del calendario
caerá otra vez en invierno. Descenderán monedas,
ascenderán los congelados, por frío,
en un estricto baremo que se ajuste a las expectativas
más optimistas del gobierno.
Y a dos días de que regrese el próximo enero, ya no podré
felicitarte este frío, tan propio, tan nuestro que tenemos.
4 comentarios:
Siempre me gustó el invierno; nunca me gustó pasar frío. Qué curiosa reflexión de lo que puede suponer un año..
y un minuto. Todo el tiempo es un solo segundo.La vida es un giro del aire
Te invito a cambiarlo todo: de este lado del planeta, diciembre inaugurará el verano...
Un beso Graciela
Y por qué no lo haces tu? por qué no lo escribes y lo cambias tú? ya sabes que siempre es un enorme placer leerte.
Abrazos yertos. Avellaneda
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