Querido Arsenio
Hoy te escribo con gran contento porque he encontrado un libro, sin que tú me lo recomendaras, y lo he leído casi del tirón. Se titula LA CASA DEL PROPÓSITO ESPECIAL, de un tal John Boyne. Es uno de esos libros que hablan de otro libro que no existe. No sé si me explico. Pero será mejor que lo leas tú mismo si es que no lo has leído ya.
Del libro me gustó especialmente un párrafo que habla de una biblioteca y que está escrito como para mí. Aquí te lo adjunto para que lo disfrutes.
Tres paredes estaban llenas de libros del suelo al techo, y en cada una de ellas había una escalera sujeta a un raíl, de forma que el interesado pudiera desplazarse con ella. En el centro había una pesada mesa de roble sobre la que reposaban dos grandes volúmenes, abiertos en una serie de mapas. Había grandes butacas de cuero situadas en varios puntos de la estancia, y me imaginé sentado allí una tarde, ensimismado en la lectura. En mi vida había leído un libro, por supuesto, pero me atraían, como si las cubiertas interminables me susurraran, y me puse a sacar uno tras otro para examinar las portadas, leer párrafos enteros lo mejor que podía y dejar luego los que no quería sobre la mesa, detrás de mi, sin pensarlo dos veces.
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