Y es el hecho, vamos a ello, que hace unos días envié un comentario a propósito de una noticia sobre un filandón en la casa de cultura de Armunia. Escribí la palabra de comprobación antibroma y lo lancé desde mi correo. Ha llegado; seguro. Google no falla en eso. Pero han pasado los días y ¡Oh, sorpresa! El comentario no ha sido publicado. Deseo que se deba a un exceso de trabajo, que no les ha permitido atender tal cosa, o a un aluvión de comentarios a tal post en cuya cola el mío tenga el número cien mil, o a que han estimado la baja condición del comentario o sus faltas de ortografía o cualquier otra cosa que no me haga suponer que se trata de que simple y llanamente ha sido CENSURADO. Me duele tanto pensar en esa posibilidad que hasta se me han escapado unas mayúsculas.
Espero sinceramente que no haya sido el caso ¡Qué decepción si no! Me pongo en cuarentena como lector de ese blog hasta entender algo en el caso. Por supuesto, sé que nadie está obligado a publicar nada si no quiere, pero es que ese apellidito de municipales, es decir, públicas, es decir, de todos, abiertas y participativas, obliga, y mucho, espero.
Por cierto, a este post le pueden escribir comentarios, que no suprimiré, aunque no me gusten.
Atentamente, este lector.
5 comentarios:
En un todo de acuerdo, la palabra "públicas" quiero decir de todos, sin censuras. Un beso Garciela
A los del blog "público": Si no tenéis el aplomo para sostener algo, no lo levantéis para luego dejarlo caer cuando se le añade algo que os pesa.
creo que ya han publicado su comentario con lo cual les toca rectificar a ustedes.
Tiene usted razón, querido Alex, rectifico: ya no me interesa el susodicho blog.
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