viernes, 1 de enero de 2010

TIEMPO DICKENS Muchigésima Octava Convocatoria


La tradición más personal e intransferible ha hecho que en estas fechas haya vuelto a tener lugar el TIEMPO DICKENS en su muchigésimo octava convocatoria. Correspondió a esta ocasión la lectura de To be read at dusk, o sea, Para leer al anochecer, que como título es una inmejorable insinuación. Se trata de una edición de bolsillo de la editorial IMPEDIMENTA.

Cuidado el papel, la portada, pero algo ahogada la disposición de la página por el tamaño de letra y la disposición de líneas, es un libro agradable en general (a lo largo de sus trece capítulos o historias) si bien el resultado es desigual y algunas de ellas adolecen de notables incorrecciones expresivas en castellano, que a veces solo se quedan en una continua y desagradable redundancia de términos que ofrece una impresión de descuido en el estilo. Otras veces la expresión castellana es tan declaradamente pésima que resulta imposible seguir a través de ella el hilo argumental, por más que vuelvas atrás en la lectura una y otra vez, haciendo que sea preferible pasar por alto la lectura de la historia en cuestión ¡Pobre don Charles!

Lo mejor de todo, el haber cumplido un año más con la tradición y este comienzo que aquí transcribo de la HISTORIA DEL CAPITÁN ASESINO Y EL PACTO CON EL DIABLO”:

No existen muchos lugares que me guste tanto volver a visitar, cuando estoy ocioso, como aquéllos en los que nunca he estado. Debido a que mi conocimiento de tales parajes se ha hecho esperar tanto tiempo, y ha madurado hacia una intimidad de naturaleza tan afectuosa, me tomo un interés particular en asegurarme personalmente de que permanecen inmutables en mi memoria.

¡Ahí es nada!

6 comentarios:

mjromero dijo...

Es una buena tradición volver por estas fechas a Ch. Dickens.
Aprovecho para desearte un Feliz Año.

AVELLANEDA dijo...

Gracias Alfaro. Lo mismo te deseo

Graciela L Arguello dijo...

Pues a mí me pasó en una oportunidad haber leído una traducción tan mala de la maravillosa prosa de Dickens, que escribí a la editorial, ofreciéndome a hacerles personalmente la traducción GRATIS si me daban tiempo, sólo por el respeto y la admiración que siento por ese mayúsculo autor.
Me contestaron que habían recibido otras quejas y que ya tenían contratada una nueva traducción, de la cual nunca tuve noticias en realidad-
Un beso Graciela

AVELLANEDA dijo...

Si los editores que pueden hacer a los futuros lectores que se topan con una mala traducción.
Por cierto, yo si quiero esa traducción tuya y no me importa esperar.
Abrazos
Avellaneda

Enrique Redel dijo...

Estimado Avellaneda,
soy Enrique Redel, editor de Impedimenta. Te agradezco tus palabras elogiosas sobre nuestra recopilación de cuentos de Dickens. Sin embargo, me dejas muy preocupado cuando hablas de las expresiones vagas, o expresiones castellanas pésimas. Nuestros traductores son magníficos, y el cuidado que hemos puesto en la edición, a pesar de ser una pequeña editorial, es extremo. Sentimos si algún fragmento te ha rechinado, pero créeme que muchas veces Dickens escribía a vuelapluma (la mayoría de estos relatos fueron publicados en revistas, en ocasiones como mero acompañamiento a números navideños, y frecuentemente el autor buscaba el mero entretenimiento, y no se fijaba mucho en si su texto era elegante o no lo era), y que hemos hecho el mejor trabajo que hemos podido.
En fin, que espero que nuestros siguientes títulos sigan suscitando en ti parecida atención.
Un fuerte abrazo, y a tu disposición,

Enrique Redel
IMPEDIMENTA
Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial 2008

AVELLANEDA dijo...

Estimado, Enrique Redel
Como no tengo tu correo (disculpa el tuteo), paso a contestarte aquí. Vuelvo a darte la enhorabuena por la edición tan cuidada y que merece todos mis elogios. Soy un buen lector o por lo menos un lector voraz de Dickens, razón por la que me he detenido con más atención en cada uno de los textos que leo de él. Por supuesto sé que no siempre fue un escritor cuidadoso y que hasta se replicó, se repitió, descuidó algunos retratos ya definidos, remató a la ligera alguna historia que aún no había desarrollado. Pero me da cierto coraje encontrarme que la expresión castellana flojea, si bien es cierto que sólo en lugares puntuales de la obra.
En cualquier caso hoy estoy más encantado con tu editorial a la que además de todo ahora debo sumar la diligencia, la atención y el buen estilo de su editor, con lo que ha ganado un lector y un seguidor.
Muchas gracias por esta deferencia.
Recibe un cordial saludo
Avellaneda.