Hoy comienza a colaborar en este espacio Martín Nido (Labor de Rey, 1980). Dice que él cree que es un antipoeta, un descuidador de letras, uno que pasa cerca y mira lejos por si la gloria pasada ya anda de vuelta, que quiere ser muy leído pero que sabe que eso en su caso no cuenta, que pide un espacio y ofrece a cambio todas las líneas que pueda. Hoy llega hasta aquí con el fragmento inicial de su poemario Las quince hojas de la patata.
Ya no hay espacio para la certeza,
Ahora que concluye la duda del tiempo.
Llegan los días del viento hasta las cenizas
De nuestros días, hasta nosotros los infelices
Que creíamos en la felicidad sostenible,
En los espacios sin humos, en los sexos seguros,
En los seguros a todo riesgo, en los deportes de riesgo,
En el lenguaje no sexista de los cetáceos y de las abejas,
En la música de los planetas y en la infalibilidad de los cometas.
Ya no hay tiempo para la huida ni lugar,
Es el tiempo previo a la paz y sus tragedias.
Es el estúpido momento de la guerra.
4 comentarios:
Caramba, ¡qué coincidencia! Yo también di en creer más de una vez en la felicidad sostenible...pero también creo todavía en Papá Noel y el conejito de Pascua.... Disfunción congénita supongo... Un beso Graciela
Si es que nunca dejaremos de ser niños. Ni la ciencia ni la lógica pueden con esa patria.
Abrazos
Nunca pensé sentir en un poema tan, tan breve, tantos, tantos sentimientos. Acabo de llegar aquí, y no sé si siento más nostalgia porque ese sueño de felicidad y seguridad prometida no esté o más picardía por haber pensado en ello y no haber caído en la trampa de llevarlo por bandera. Genial.
Pues bienvenida, Noe. Bendita la vista que no solo mira sino que además ve.
Abrazos
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