lunes, 16 de marzo de 2009

LOS IDUS DE MARZO


No han podido ser más eficaces los idus de marzo. Han delimitado todos y cada uno de los bordes de la desdicha. Todos, menos el de la soledad. La soledad no fue una variante apreciable en la luna de sangre que se levantó más diligente que nunca.  Apenas eran las seis de la tarde y esa redonda desgracia se desprendió del destino, se liberó del azar y se elevó sobre el subrayado de la lontananza, el que hace desaparecer marzo cada mediodía azul.

No han podido ser más eficaces los idus de marzo. Han eliminado todas las posibilidades de suicidio, homicidio, asesinato, parricidio, óbito, deceso, fallecimiento. Y la lista de desesperados abandonados a la triste suerte de la eternidad ha rebosado de lamentos irrebañables con filo, punta, estoque, cuerda o proyectil. Ni el agua ni el veneno ni la hondura ni la altura. Nada. La desdicha más terrible.

No han podido ser más eficaces los idus de marzo. La muerte ha sido abatida. Ya no queda esperanza para la humanidad. 

1 comentario:

Graciela L Arguello dijo...

"La muerte ha sido abatida. Ya no queda más esperanza para la humanidad".
Sencillamente perfecto. Espero ansiosamente tu libro, y cosas como ésta me hacen anhelarlo más. Un beso Graciela