sábado, 30 de julio de 2011

SONETO ESCASO

SONETO ESCASO

Mica la piedra se llama

y, fuera de toda razón,

muestra alegre un corazón

que ni muere ni se inflama.

Y la piedra, que se llama Mica,

en un alarde de emoción,

brinda al cielo la pasión

que a otro nombre suplica.

"Tu nombre, grabado, me pertenece;

yo no te olvidaré jamás,

en mí estás. Tuya, Mica".

… … … …

jueves, 28 de julio de 2011

SONETO CONTRAHECHO

Siempre me cuesta entender a César Valle, aunque, a veces, sólo me resulta imposible. Y así es en ésta.

SONETO CONTRAHECHO

Tampoco sucederá nada mañana,

ya lo verás. Y tendremos que soportar

otra tarde incandescente en los bordes

de la fecha anodina, que pasa interminable

ante nuestras narices. Y hundiremos

las manos en los bolsillos vacíos

y profundos de la noche. Y volveremos

a asombrarnos con esa moneda

gris, en medio del charco,

que nos ahorra sueños inútiles.

Tampoco sucederá nada mañana,

y te besaré al modo lento

con que adelantamos a los trenes

que caminan a oscuras

por mis sueños sin palabras.

César Valle.

lunes, 25 de julio de 2011

Esto no lo leas.

Esta carta, ahora lo sé, debería haber llegado ya a tus manos antes de que se abatieran sobre mi vida los silencios y antes de que se secaran los charcos hurtados a la infancia, pero no lo hizo. La retuvo, estoy seguro, un revuelo de suspiros, hurtados al latido de los vientos. Y si en este momento la juzgan, silenciosa mente, tus pupilas es porque una apremiante memoria te busca desde su fondo para acomodarte en las dimensiones de una descripción exacta. Te definen: una mirada dañada por tanta insistencia en lograr arrepentimientos ajenos; una sordera sobrevenida por los pulsos perdidos en probables recuerdos; la mudez de tus dedos, amantes sinceros y amarillos de todos los despechos, incluidos los innombrables; el color violáceo de la línea de tu sonrisa recién adquirida; el miedo tibio de tus sueños pulcramente recortados; tu pelo recogido; la cintura perdida en un contorno incierto tu blusa que conquista las miradas que no pretendo.

Esta carta, ya lo ves, pertenece a ese desván donde se embotan las caricias y se rinden las sonrisas al incondicional enero. Nunca te llegará, nunca. Pero has de saber que siempre deseó volar de mi mano a tus pechos y hoy, por fin, esto no lo leas ¿Qué te estaba escribiendo?

sábado, 23 de julio de 2011

Com si algú acaronès la porta.

En esa librería nunca hay libros en catalán, por ejemplo. Y yo no hablo catalán. Nada. Por eso es más inexplicable que en el merodeo de la librería, yo acabara precisamente ante un libro con título en catalán y me decidiera, precisamente, a abrirlo. Pero lo hice, y me engancharon esas palabras en apariencia inocuas:

La fressa va ser mínima. Com si algú acaronés la porta. Es va obrir silenciosamente i una mà enguantada va agafar el pom per dins perquè no fes soroll.

La verdad es que entendí poco, muy poco. O que supuse, más que entendí. Pero aquellas frases me resultaron familiares, antiguas y familiares. Como frases que hubieran dormido en un recoveco de la memoria, resignadas ya a no volver a significar nunca nada. Y despertaron. Despertaron para llevar a mi presencia una realidad que me pertenece, pero de la misma extraña manera que me pertenece el conocimiento atávico que me aportan en la piel o los ojos las herencias de tantos antepasados sin nombre ni historia.

Volví a cerrar el volumen y leí el título Les Veus del Pamano. Y entonces tuve claro que aquello no me sonaba de nada. Ni tampoco conocía a Jaume Cabré que sin duda había encontrado la hebra del hado adecuado que trae los libros indicados al sitio oportuno.

Ahora debo dejar de escribir. No me esperéis durante algún tiempo. Empiezo a leer:

La fressa va ser mínima. Com si algú acaronés…

martes, 19 de julio de 2011

HASTA EL REVERSO DEL MUNDO

Yo ya no salgo de noche.

Han cerrado el bar donde

nos encontrábamos. Sí,

ese donde yo te acechaba

madrugadas completas y tú

ignorabas mi presencia.

Yo ya no salgo de noche

a rellenar copas con

tu nombre, a beber

esa voz tuya que jamás

responde. A repasar

labios perlados de vasos

o sorbos incongruentes

de otras conversaciones o

esos abandonos definitivos

que he fingido en mil

ocasiones.

Yo ya no salgo de noche.

Alguna tarde aguardo

donde el reloj, en esa

farola donde paran las

horas y vienen

retrasos y puntualidades

y citas que nunca me reconocen.

Yo ya no salgo de noche

a amar tu quimera,

y borracho de sueño

pronuncio tu nombre,

pronuncio tu nombre,

pronuncio tu nombre

hasta el reverso del mundo

donde suena

en labios de otro hombre.

domingo, 17 de julio de 2011

Si lo lees, como espero...

Sé que me vas a matar cuando te enteres ¡Me vas a matar!. He perdido el recuerdo, el recuerdo de nuestro único beso. Mío fue el primero, ya lo sabes. Y con la pérdida me ha venido la desgracia de olvidar su verdadera importancia. Una desgracia porque ¿Cómo hablaré ahora de eso con nadie? o ¿De qué hablaré si ya no tengo el recuerdo del beso?. Ese beso era el centro de nuestras conversaciones cada vez que nos encontrábamos. Uno, sólo uno, pero tan nombrado, explicado, recordado que casi llegué a componer con él una larga historia de amor, con sus quiebras, con sus adioses, con sus reencuentros. Creo que llegué a exagerar. Y a ti nunca te pareció mal. Me seguías el hilo de esa historia posible. Disfrutabas tanto como yo.

Ahora ya no sé si fue un beso torpe y fugaz o uno de esos, intensos, interminables. No sé si fue robado, furtivo, de encontronazo, o leve, tímido y lento. No sé a qué me supo. No sé, siquiera, si reinventarlo con palabras sacadas de poemas y esquejes de novela sentimental será igual, si me servirá como aquel para que prendan algunos amores más o florezcan otros besos. Con el recuerdo del beso he perdido todo eso, y a ti también. El beso venía unido a tu nombre, que ahora tampoco recuerdo. Por eso te escribo en este papel que dejo aquí, para que lo leas y dejes tu nombre escrito al pie o me llames al número de teléfono que anoto en el reverso.

Si lo lees, como espero, sé que me vas a matar.

lunes, 11 de julio de 2011

PARA ENTRAR ASÍ, SALVAJEMENTE,

De ESTE FILÓN DE DESAMPAROS

PARA ENTRAR ASÍ, SALVAJEMENTE,

Vaya por delante que yo

no soy poeta.

Y sin embargo fui

condenado a la poesía.

¿El cómo…?

Digamos que

a las 8 de una tarde,

(sin anotación en el calendario)

las palabras

del poeta

sonaron suaves

en el rincón más lastimoso

de la sala, justo a mi lado.

Y no las diferencié

de las otras, corrientes,

adecuadas para murmuraciones.

Vaya por delante que yo

no aprecio la poesía.

Sin decirlo, me has preguntado,

poéticamente,

si yo te amo.

Y no puedo responderte que

mi corazón se ha hecho pedazos,

o que mis dedos sólo

padecen

un vocablo obsesionado;

ni que mis ojos,

por la ausencia

de tu sombra,

hace tiempo que cegaron;

o que mis pies han desandado

los rumbos impensables

de muchos deseos impensados.

¡Si yo te amo!

Seguramente, no.

Creo yo que para entrar así,

salvajemente,

en tu pensamiento…

Dime

¿Cuánto durará lo preguntado?

CÉSAR VALLE

sábado, 9 de julio de 2011

LOS ADIOSES

Uno, que es esencialmente torpe, tardó en comprender que este asunto de la vida no tiene nada de descubrimiento sino mucho de adioses. Y uno, que es infatigablemente torpe, se empeñó en creer que esta derrota llamada vida tiene sus oportunidades. Hasta que uno, que es desalentadoramente torpe, se rindió a la evidencia y cambió su vida por una colección de calendarios (laborales, lectivos, vitales, sentimentales, ambientales...) y una fatiga tristona. Entonces uno, que es irremisiblemente torpe, perdió hasta la fuerza para perder las fuerzas; hasta...
Llegaron sus palabras de Avilés, de Córdoba, de Argentina, de Italia en demanda de palabras mías, sin que uno llegue a comprender muy bien por qué. Así que uno, que es permanentemente torpe, puso una fecha de arranque de otra oportunidad en ese calendario de alientos recién manuscrito y saltó a esta parte de los trazos y las líneas.
Prometo que en breve desearéis. torpes míos, no haberme movido a escribir, Luis, Graciela, Silvia, Isidro...