De ESTE FILÓN DE DESAMPAROS
PARA ENTRAR ASÍ, SALVAJEMENTE,
Vaya por delante que yo
no soy poeta.
Y sin embargo fui
condenado a la poesía.
¿El cómo…?
Digamos que
a las 8 de una tarde,
(sin anotación en el calendario)
las palabras
del poeta
sonaron suaves
en el rincón más lastimoso
de la sala, justo a mi lado.
Y no las diferencié
de las otras, corrientes,
adecuadas para murmuraciones.
Vaya por delante que yo
no aprecio la poesía.
Sin decirlo, me has preguntado,
poéticamente,
si yo te amo.
Y no puedo responderte que
mi corazón se ha hecho pedazos,
o que mis dedos sólo
padecen
un vocablo obsesionado;
ni que mis ojos,
por la ausencia
de tu sombra,
hace tiempo que cegaron;
o que mis pies han desandado
los rumbos impensables
de muchos deseos impensados.
¡Si yo te amo!
Seguramente, no.
Creo yo que para entrar así,
salvajemente,
en tu pensamiento…
Dime
¿Cuánto durará lo preguntado?
CÉSAR VALLE