jueves, 13 de septiembre de 2012

POCO MAL


No. Güifi de esa no tenemos.
Vienen muchos preguntando por eso, pero no. Nunca hemos tenido.
Fue cosa de un sobrino que decía que había que modernizar esto y que hizo lo del anuncio, pero no duró aquí ni dos semanas. Tenía las manos tiernas.
Pero aquí han pasado muchas cosas importantes, no crea.
Seguro que a usted le interesa saber que en la habitación que ha alquilado se comenzó a escribir la novela esa de la que tanto hablan en la televisión.
Sí, hombre. Esa de las lágrimas… La de las chicas que escapaban del pueblo… ¿cómo era?
Ah, sí. “Poco mal”.
Pues no sé, porque por aquí nunca se supo nada de algo así. Eso seguro que son ocurrencias de ese escritor.
Ya le digo, aquí se escribieron los primeros capítulos, o más, seguramente, porque el hombre no salía de la habitación más que para bajar al Soto a beber un café, que allí es bien malo!
Es que los poetas y toda esa gente, hacen libros bonitos, pero son raros.
¿Este? Este era muy raro, mucho. Por eso hizo un libro tan bonito.
No, leerlo no. Pero se lo recomiendo a todo el mundo. Lo escribió en esta habitación. En esta misma. Ahí, contra la ventana esa. Seguro que eso ayudó a que le saliera un libro bien bonito. ¡No deje de leerlo!
(extracto de la novela POCO MAL, recién aparecida.)

martes, 4 de septiembre de 2012

DECIDIDAMENTE

decidídamente, este es el septiembre que se me traspapeló del calendario hace once años. Lo sé, aunque no lo hayan confirmado los noticiarios de las cadenas de televisión, aunque no haya una sola referencia en los periódicos ni en las revistas especializadas. Aunque solo yo me haya dado cuenta. Hace once años me despareció el mes de septiembre del almanaque. Durante la primera semana supuse que había sido solo un sueño. Después me convencí de que mi memoria ya flaqueaba y aquel episodio pertenecía a los del orden que te hacen pensar que tu vida te es usurpada a veces por un vividor ajeno que no te devuelve después ni un recuerdo. Cuando transcurrieron más semanas la sensación del mes perdido se fue diluyendo y sentí el alivio de haberme salvado de una fase de supresión personal- Tampoco es que importara un mes más o menos en una existencia con tanto tiempo desaprovechado. Creo que más o menos antes del año dejé de acordarme por completo.
Encontré la explicación en una relectura casual de la Odisea. A Palinuro también le había ocurrido, justo antes de acometer la travesía de Caribdis y Scilla. Lo relata Homero, pero solo de pasada. Que cómo lo he sabido. Sencillamente porque este de ahora es un mes con luz vieja, repleto de aire rancio y voces que me resultan conocidas pero lejanas. Acabo de ver personas que ya no existen justo al entrar en el portal de esta casa imposible que se desplomó diez años atrás. ¿Dónde está mi septiembre de este año?