Por si tú quieres. Te sugiero algo sobre un libro. Te sugiero que me sugieras otro. Te sugiero volvernos librescos, o simplemente leer. Te sugiero ignorar planes para leer. Te sugiero perdernos entre las páginas de ese mundo caduco y real que es distinto aunque lo caminemos juntos. Te sugi...
jueves, 30 de diciembre de 2010
Me han dicho que se va
lunes, 27 de diciembre de 2010
Consejos
martes, 7 de diciembre de 2010
perdido bajo la luz
Tras tanto y tanto buscar,
de una en otra presencia
cansado, perdido bajo la luz
melancólica de las farolas
que me sacaban de la ciudad
cada atardecer,
intuí tu nombre con sabor a hierba.
Y cuando al fin te encontré
y supe que me esperabas
y alcancé el dulzor de tus palabras
y tus ojos despiertos a deshora,
estabas en el otro extremo del mundo,
en la otra esfera del tiempo.
lunes, 6 de diciembre de 2010
sin apenas conocerla.
Me perdieron sus ojos de lluvia
sin apenas conocerla.
Podría decir que fue una tarde gris,
una tarde de esas que maduran
en la rama más alta de la melancolía.
Y no fue así.
La conocí mientras repasaba,
adormilado,
las caras preocupadas observándome
a la luz cenicienta que se extinguía.
Sus ojos de lluvia me perdieron
y yo que la perdía
ando buscando su luz herida.
jueves, 2 de diciembre de 2010
No he llegado nunca a tiempo...
Sabes, crepúsculo, yo, a mi edad,
no he llegado nunca a tiempo de besar
la boca largamente equivocada
y sin embargo siempre me pesaron
los golpes contenidos de ira
contenida en bofetadas perdidas,
para poder contárselos, balance
de mi vida, a quien pueda interesar,
desde el lado derecho de mi banco.
Repasando el recuerdo, diré en mi descargo
que ella me amó pese a todo,
(paso página)
y no lo sabía, mientras agotaba
su historia infantil.
(leo entre líneas)
Me enfurece entre tanto el recuento
inacabable de las cosas
que ahora tampoco podrán ser.
¡A la mierda la espera!
Sabes, crepúsculo, su piel
se enfurecía, aromática y tierna,
cuando acometíamos las caricias secretas.
Y sus labios me rompían
pronunciando mis nombre de yeso,
mientras me acuclillaba temblando
entre sus espejuelos.
¡Sabes, crepúsculo, ahora soy viejo,
pero recuerdo que su pelo…