domingo, 18 de diciembre de 2011

LA HUBIERA

La Hubiera es la casa que de huéspedes de Platadilla. Nunca se construyó, pero sería magnífica su ubicación allí si la hubiera. Por eso se llama así. Estos días anda en revuelta constante. Un trasiego incesante de apremios para disponer las alcobas y las salas que han de acoger a los invitados que llegarán en san Esteban.
En el ir, las cofias abrillantan los cristales de la galería que miran al pinarillo de Vaciamorales. En el venir, las cofias secan y disponen la loza en los vasares y las cuberterías de alpaca, recién lustradas, sobre los lienzos espesos. Toda la mansión templa piedras y caldea ambientes, del vestíbulo a los desvanes, de la biblioteca al cenador de deshoras.
Se han encendido los faroles del caminillo de la carretera y el guarda tras la cancela espera la llegada de los cocheros que salieron hace varios amaneceres con sus galeras y coches de punto urgente. En la carretera no suenan hierros ni pezuñas ni juramentos ni voces. La loma está despejada. Las nieblas duermen en lo profundo de los arroyos.
La Hubiera se enciende sobre el pardo del anochecer. Faltan pocos días.

2 comentarios:

Graciela L Arguello dijo...

Guardame una habitación en La Hubiera, para el caso de que yo fuese, Avellaneda. Un beso Graciela

AVELLANEDA dijo...

Ya estás en La Hubiera.¿No lo sabías?