Para cuando esté solo reservo
imaginar qué terrible
será todo sin ti.
Veré en mis cristales
pasar la vida
y removeré despacio, en mi taza
para envenenarme de melancolía.
Ordenaré a nadie que
afuera los autobuses barran
el crepúsculo.
La ciudad, querida, será una verbena vacía
en manos de la tormenta,
que inflama la noche con filos;
desde la que el recuerdo de tu boca,
como un viento helado,
construye su espejo entre la lluvia.
Despacio,
con sonidos de pausado desprecio
por el margen del tiempo.
Para cuando esté solo pido
un hueco pequeño
en el rincón de tu olvido.
1 comentario:
un hueco pequeño en el rincón de tu olvido... Magistral, esas joyas son las que busco siempre en la literatura. Un beso Graciela
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