viernes, 6 de febrero de 2009

UN BLOG MUY INTERESANTE DEL POETA LUIS MIGUEL RABANAL

Supe de Luis Miguel Rabanal hace tanto tiempo que creo que no hubo una primera vez y que nos hemos conocido desde siempre porque nacimos vecinos en aquella región por la que pasean las nubes inclasificables. Y sin embargo es mentira. Yo lo busqué una tarde en que decidía aprender a hacer de periodista y en que él decidió dejarse entrevistar (una triste revisión de palabras ajenas peladas a la ignorancia) y aceptarme en su círculo. ¡Qué suerte la mía! El resto es una historia de reencuentros casi fortuitos ¿o es afortunados? Sí, afortunados. 

Me atrapó esa desgarrada sensualidad con que retrataba la esencia cruel de la belleza de los paisajes, la crudeza con que instalaba en ellos figuras humanas como en un teatrillo chico. Él, instalado en la alta cumbre de su galería en la casa sobre la cuesta, me sugería una geografía mítica, una de esos ensayos cartográficos donde las distancias - unos pocos cientos de metros, algunos kilómetros, varias leguas - se extravían en un mundo con límites escrupulosamente delineados, que alberga los estados de una pasión inmortal. Hasta dejé de visitar Riello, su pueblo que yo quería que fuese el mío, para traspasarlo y poder acceder a Olleir. Ansié un patrimonio de paseos por Ceide y anoté todos los nombres de los seres ungidos de vodka por los estertores de Ben Webster. 

Pero Luis Miguel se había borrado de aquel escenario. Se hizo a las brumas ferroscuras de afanes y algas sindicales. Algunas tardes yo recuperé palabras suyas en hojas olvidadas y en noticias volanderas que alguien me dejaba descuidadamente. Hasta que llegó el temido futuro eléctrico y me devolvió su nombre, intacto, envuelto en otra biografía, pero yo lo reconocí por pura ignorancia. Él entonces fabricaba máscaras líquidas con palabras sacadas de las etiquetas de botellas de vodka más vacías del mundo. Sobrevivía bajo un agobio de premios y con el apoyo de algunos olvidos.

Apenas amanecido febrero ha vuelto su voz desde lo profundo de un silencio de piedras saladas, allá en el norte próximo. Su ser es desesperantemente sencillo, como cuando era un dinamitero en ciernes que esperaba a que las aguas mansas fraguaran la mentira de un mar y él alzando su mala leche las cruzó,  abriendo el surco imborrable del verso más largo. Se plantó en medio de la ruta del destino y le gritó a la muerte, y la invitó al último sorbo de su copa. La abrazó de golpe y la mantuvo absorta en una farra insensata que sólo sus palabras supieron resolver a pesar de él mismo.

Ha vuelto y dice que al fin es un tahúr, finge que ha ganado todas las manos cargadas de palabras inauditas. Ha barajado sin triunfos y quiere apostar el resto en este envite que se llama  http://luismiguelrabanal.spaces.live.com Y yo he vuelto a pasear por Ceide al abrumar de las tardes.

1 comentario:

luismiguelrabanal dijo...

Joder, Félix, qué guapo...