domingo, 27 de noviembre de 2011

El Cimbre

La cuesta del Cimbre se escurre mansa, silenciosa hasta los salgueros del río. A su derecha, siete fincas en barbecho; a su izquierda, restos de dos viñas que escardan un par de cuervos viudos, y ya cerca del río restos del castillo de la vieja noria. Enseguida el puente, y las paleras, y el cauce de piedras que está a punto de visitar el río.
Por el otro lado, la cuesta del Cimbre casi no se llama así y desciende en un zizagueo retozón hacia la promesa de trigales en sueño que acunan la entrada de Morales. El día se está enfriando en el color de las cinco de la tarde y ya no quedan ruidos que llamen a los pájaros o consuman a las ovejas en la loma. El galforro no ha salido hoy a volar.

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