Madrugada 878
Ya ves, inopinado compañero,
son las altas
horas de la noche,
y aquí, con estos otros
trazos, ando a vueltas,
estúpidas y eternas,
comprendiendo razones,
que no quiero.
Son las altas
horas inciertas ya, ves, compañero;
y voy de un desvelo a otro
desvelo, sanado de otoños nuevos,
en viejas primaveras convaleciendo,
sin algazaras recientes,
que no quiero.
Las altas noches, ves
inopinadas, compañero;
ya son horas más crecientes.
Y en aritméticas vigilias
calculo los cocientes, anoto sus productos,
miedo
de vencidas, inútiles prebendas,
que no quiero.
César Valle.
2 comentarios:
Volviste al fín, César y ya no iré de un desvelo a otro desvelo, esperando este regreso.
de veras te desvelaste en la espera?
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